Revisión de traduccciones

La revisión de traducciones se desarrolla en dos etapas:

  • cotejo del texto traducido con su original;
  • revisión de la traducción como texto autónomo.

Veamos cada una de ellas por separado.

Cotejo de la traducción con su original

Durante la revisión de traducciones se debe tener presente el texto original, porque es necesario comprobar que no haya errores de interpretación y que no se hayan omitido partes. Esta lectura comparada de ambos textos se hace preferiblemente en un formato alineado por segmentos, párrafos o secciones.

Además de verificar la integridad del texto traducido, se analiza su correspondencia con el original:

  • en los aspectos formales: estructura general, resaltes tipográficos, notas, numeraciones; y
  • en aspectos de contenido.

Al tratarse de elementos de distinto nivel, es conveniente realizar al menos dos lecturas, una de ellas centrada en el cotejo formal y otra, más específica, en el conceptual. Esta última lectura se asemeja a la edición de contenido de los originales.

Cuando se trata de textos editoriales científicos o académicos, el revisor de la traducción analiza si se han resuelto de manera correcta, y coherente con las normas y convenciones editoriales, las dificultades terminológicas que el texto plantea. Si es una traducción literaria, examina hasta qué punto se han captado en la lengua de destino no solo los matices conceptuales sino también los efectos estéticos, retóricos, sensoriales, emocionales…

Un buen traductor habrá hecho su propia revisión exhaustiva y simplificará enormemente la labor del revisor. Como esta es la situación deseable, en textinnova seleccionamos cuidadosamente a los profesionales que se incorporan a nuestro equipo de traductores editoriales.

Revisión de traducciones como textos independientes

Una vez leído y cotejado con su original, el texto traducido cobra vida propia y se somete a los mismos procesos de corrección por los que pasa cualquier otra publicación:

Corrección de estilo

La corrección de estilo es la fase en la que se edita el texto traducido para otorgarle la naturalidad necesaria y adecuarlo a las convenciones literarias de la lengua de destino.

Un buen traductor editorial ya habrá elaborado y depurado el texto antes de presentarlo al editor o coordinador editorial. En esos casos el corrector de estilo hará una lectura del texto, como lo haría con la obra original de un escritor, comprobando su corrección gramatical, léxica y semántica y su adecuación a las normas de estilo de la publicación.

Si, por el contrario, la traducción presenta deficiencias de estilo, como ocurre también a veces con la obra de los escritores, el corrector tendrá que intervenir más profundamente en el texto.

Corrección ortotipográfica

Las sucesivas fases de lectura ortotipográfica se centran principalmente en los siguientes procesos:

  • corrección de erratas;
  • verificación de los elementos tipográficos (resaltes, grafías, espacios, títulos, numeraciones, notas, etc.);
  • control de la disposición y la estructura;
  • correspondencia entre las citas y las referencias bibliográficas;
  • comprobación de las notas y sus llamadas;
  • relación entre los gráficos y el cuerpo del texto.

Además, se corrige un sinfín de detalles que perfeccionan la edición.

¿Qué ocurre cuando ya existe una traducción, de escasa calidad, y nos piden que la editemos?

Esta situación puede ser una pesadilla. Por lo general, si nos piden que editemos una traducción que no hemos hecho nosotros es porque alguien ha detectado en ella deficiencias graves. Arreglar una traducción editorial mal hecha es una labor mucho más ardua que volver a traducir el texto desde el principio.

Este tipo de encargo suele ir acompañado de plazos apremiantes, porque la publicación urge y a última hora se descubre que la traducción no da la talla.

En casos así, preferimos que la edición se haga correctamente sobre una traducción bien hecha, y tratamos de ofrecer el plazo de entrega más corto posible dentro de unos límites realistas.

Posedición profesional de traducción automática

No queremos cerrar el capítulo de la edición de traducciones sin referirnos a un servicio que ha cobrado protagonismo de un tiempo a esta parte: la posedición de traducciones, esto es, la revisión profesional de traducciones hechas con programas de inteligencia artificial.

La irrupción de los sistemas de traducción automática en el campo de la traducción editorial plantea a priori algunas dudas:

  • ¿Tienen utilidad los sistemas de traducción automática específicamente en el campo editorial, académico y literario?
  • ¿Vale la pena poseditar una traducción automática de una novela o de un artículo científico?
  • ¿Reduce la traducción automática el tiempo total de dedicación de recursos humanos al proyecto y contribuye, por consiguiente, a abaratar los costes?

Según nuestra experiencia, la respuesta a las anteriores preguntas es claramente afirmativa. Los sistemas avanzados de traducción automática, junto a otras tecnologías, simplifican las tareas más mecánicas y tediosas del proceso de traducción. De este modo, permiten que el traductor centre sus esfuerzos en la parte más creativa e intelectual de su trabajo.

En efecto, la incorporación de estas herramientas está transformando profundamente la metodología de trabajo del traductor editorial. Su labor de posedición consiste ahora en procesos como los siguientes:

  • asegurar la integridad y exactitud del texto traducido;
  • depurar el texto en los aspectos gramaticales, léxicos y discursivos;
  • evitar los clichés en la formulación lingüística, enriqueciendo el texto con otras opciones léxicas y fraseológicas;
  • sistematizar el uso de la terminología;
  • comprobar las referencias a autores, obras, instrumentos jurídicos, conceptos, fechas, nombres, etc.;
  • mejorar la coherencia y la cohesión del texto;
  • revisar los aspectos estructurales;
  • aplicar las normas de estilo de la publicación.

El trabajo no acaba ahí. Una vez poseditado, el texto cobra vida propia y el traductor debe editarlo libremente hasta conseguir un texto plenamente publicable.

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